viernes, 31 de mayo de 2019

El beso (soneto alejandrino)


Casi sin darte cuenta, como un soplo de viento,
la vida te conduce al rincón de la muerte
y te envuelve entre el polvo, de tal modo y tal suerte,
que el humo te libera liberando tu aliento.
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Tal vez ya estemos muertos y el vivir sea un cuento,
pero, ¿quién garantiza que el que yo pueda olerte
a través de las ondas y que pueda leerte
derritiéndome entera, no sienta lo que siento?
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Lo cierto es que morimos al ser entes mortales,
y el activo vital que genera el cerebro
se evapora en el aire con un suave silbido;
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y el beso que me diste, aquel que entre trigales
engendró un torbellino que yo siempre celebro,
aquél, cariño mío, deambula perdido.
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sábado, 25 de mayo de 2019

Sobre mi infancia (romance en versos alejandrinos)


Aunque suene increíble, recuerdo de mi infancia
deambular descalza sobre la tierra seca.
Lo recuerdo tan nítido como si fuese ahora,
pues crecí en el asfalto entre embustes de arena.
Recuerdo abandonarme por caminos angostos
con tan solo diez años, vibrando en mi conciencia
la delicia del campo abrazado a mis pies,
la belleza del mundo rodeándome entera.
Intento recordar otros hechos puntuales,
pero el cerebro escapa, nada quiere de penas
y me devuelve al mundo en el que fui feliz:
al mundo impresionante de la naturaleza.
Y grabé en mi memoria, contemplando los árboles,
el temblor de las hojas cuando el ave aletea,
el aroma inquietante de mi naranjo en flor
y el murmullo del agua escribiendo el poema.
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miércoles, 22 de mayo de 2019

Lágrimas


Me enamoró el pensamiento
que blandía por bandera,
esa imagen zalamera
que mostraba a barlovento.
Y sucumbí a su talento,
a la mirada que ardía
cuando, al fijarse en la mía,
la pasión se disparaba
como volcán cuya lava
desbordándose crecía.
Mas, tras el sol del verano,
llegan las lluvias de otoño,
y un espíritu gazmoño
se apodera del profano.
Y aquel amor casquivano
que, en su día, fue impecable,
decidió no ser amable
evaporándose hiriente
y produciendo un torrente
de lágrimas insalvable.
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lunes, 20 de mayo de 2019

El asombro del verso...


De manera excitante, casi impura,
derramaste tu encanto sobre mí,
y contuve el aliento, me perdí
entre ráfagas dulces de ternura.
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Elevaste el baremo de dulzura
que, a la luz de la luna, convertí
en chispazos de plata y carmesí
entregados al dios de la locura.
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Pero aquella pasión tan turbulenta
disipó su belleza casquivana
al albur de su propia indecisión.
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Y marchaste una noche de tormenta,
con la lluvia cayendo en mi ventana
y el asombro del verso en erupción.
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sábado, 11 de mayo de 2019

Neuronas guasonas...😃😃

Me encanta discurrir con mis neuronas
cuando están predispuestas a crear;
pero excusad, amigos, tanto holgar
las tiene aplatanadas y faltonas.
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No es que quiera tildarlas de guasonas
(aunque, a veces, se pongan a silbar),
pero no estoy dispuesta a suplicar
a partículas fatuas y gorronas.
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Mas, a pesar del ático vacío,
los cuartetos salieron disparados,
sumándose un terceto de tronío.
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Con los catorce versos engarzados
y un terceto de escándalo, me río
de los zafios corpúsculos dorados.
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miércoles, 8 de mayo de 2019

Ser o no ser poeta...


Me intrigan esas cosas del saber
cuando indagan el rol de los poetas;
esa encuesta banal: “¿ser o no ser?”;
absurdo vendaval de almas inquietas.
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Y barrunto que todo es irreal:
lo poético no es lo que parece,
que el paradigma atávico y genial
colisiona con algo que estremece.
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Que todo está al revés, y la aventura
de ensamblar unos versos sorprendentes
es del mundo interior y su apertura,
y que el verbo concierne a los valientes.
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Por eso sé que el aire, el sol y el viento
abastecen de música al talento.
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