Casi
sin darte cuenta, como un soplo de viento,
la
vida te conduce al rincón de la muerte
y
te envuelve entre el polvo, de tal modo y tal suerte,
que
el humo te libera liberando tu aliento.
.
Tal
vez ya estemos muertos y el vivir sea un cuento,
pero,
¿quién garantiza que el que yo pueda olerte
a
través de las ondas y que pueda leerte
derritiéndome
entera, no sienta lo que siento?
.
Lo
cierto es que morimos al ser entes mortales,
y
el activo vital que genera el cerebro
se
evapora en el aire con un suave silbido;
.
y
el beso que me diste, aquel que entre trigales
engendró
un torbellino que yo siempre celebro,
aquél,
cariño mío, deambula perdido.
.