A mi manera...

Camino por la vida a todo gas,

sin otra condición –como aquí digo-,

que ser un poco rígida conmigo

y cómplice y leal con los demás.

.

Camino a mi manera y, además,

saber que sigo viva y soy testigo

de toda esta vorágine, consigo

sentirme afortunada una vez más.

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Camino atolondrada y soy consciente

de ser una molécula danzante

en este maremágnum absorbente.

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Resulta, sin embargo, estimulante,

saber que, en este mundo, aunque te invente,

existes para mí, y eso es bastante.

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El diablillo (soneto alejandrino)

Si percibo un susurro, un ligero alboroto

en mi cámara interna, agudizo el oído

y, si creo que insiste esa especie de ruido,

al instante presiento algo oscuro o ignoto,

.

algo que yo no veo. Mas hay veces que noto

como el soplo de un ángel, o quizá es el gemido

de un pequeño demonio que se siente aludido

y avanza por mi espalda cuando ve que me he roto.

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Porque estoy persuadida que no todo se ve,

que existe una rendija, un resquicio, una grieta,

una entrada al infierno, un misterio, no sé...

.

Sobrevuela un diablillo, de apariencia violeta,

por mi mundo insurrecto, y, aunque ignore el porqué,

cuando surge la duda, “ipso facto” me reta.

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Odisea...

Como en un carrusel embravecido,

el tiempo gira y gira desbocado.

Se confunde el pasado con el sueño

y el presente se esfuma como el rayo.

El trayecto es efímero y, por ende,

todo en él es elástico y extraño.

Mi odisea es supuesta, imaginada,

pero, mientras la escribo, sin embargo,

parece recobrar una evidencia,

como si las palabras dieran paso

a una revelación imprevisible:

fueron años de amor y sobresaltos,

de andanzas excitantes y arriesgadas,

de alegrías impúdicas y llantos;

fueron años intrépidos, feroces,

envueltos por los brazos del pecado.

Y ahora que lo pienso y que lo digo,

me doy cuenta de muchos de mis fallos;

mas, a pesar del ruido y de mí misma,

no estuvo nada mal, al fin y al cabo.

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Brevedad...

Mi cerebro es anárquico, complejo,
es capaz de quebrarse en un instante,
y, al minuto siguiente, es militante
de un entramado cósmico perplejo.
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Su “modus operandi” es el reflejo
de una intuición empírica y sedante
que vibra con la música y el cante,
dejándose arrastrar por su cortejo.
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Pero también el mundo contribuye
a estremecer sus células nerviosas.
El verso y la palabra aguda – intuye -
.
le impregnan de visiones asombrosas.
Pero es la brevedad lo que le influye,
la brevedad del verbo y de las cosas.
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El vergel (una cosilla erótica)

Si entre sábanas blancas, la rosada
efigie de alevín se convirtiera
en antorcha de fuego arrebatada
y, de esa guisa, amor, yo te quisiera,
.
andaría mi lengua, desatada,
sobre el húmedo musgo que pondera
tan magnífica ofrenda enarbolada
sin más razón que el goce que me espera.
.
Apuraría a ciegas tus encantos
con la concupiscencia a flor de piel
y los labios sedientos de aventura.
.
No habría más amantes ni más llantos,
solamente tú y yo y ese vergel
que anuncia cataratas de dulzura.
.

Acabaron las fiestas y...

Siento, a decir verdad, gran placidez;
comienza recorriéndome la mente,
en donde una neurona inteligente
suspira al alcanzar la ingravidez;
.
y sigue confortándome, silente,
el resto de mis órganos sensibles
que añoran esas horas susceptibles
de arrullar con mil versos el presente.
.
Adoro los finales increíbles,
aquellos que condonan los excesos
donde llueven abrazos, vuelan besos
entre tantas caricias invisibles.
Todo son sensaciones indecibles.
A veces, por lo tanto, necesito
recomponer el vértigo, el circuito
por donde bulle el germen transgresor,
y entregarme al silencio creador
llevada por el pálpito infinito. 
.

Soy rebelde porque el mundo me hizo así... ♫ ♩

No nací sumisa, ni dócil, ni idiota;

nací conflictiva, con sangre en las venas,

repudiando el molde de alumna devota

que asume, callada, injustas condenas.

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Nací levantisca, mordaz, cabezota,

rebelde, obstinada, montando verbenas

donde hiciera falta, y dando la nota

por cualquier motivo, sin esfuerzo apenas.

.

Sigo siendo díscola, aunque ya no tanto;

son muchos los años y muchas las canas;

pero, así y con todo, te sugiero, encanto,

.

que no me subleves, pues son partisanas

las neuronas mías, y no sabes cuánto

les gusta mofarse de las puritanas.

.

Unas liras mondas y lirondas...

Imagina...

.

Sólo, sólo imagina.

Imagina que vuelas por el cielo

como la golondrina;

imagina ese vuelo

y posa entre las hélices tu anhelo.

.

Permite al albedrío

que abrace los senderos de tu mente,

como el agua del río

que corre independiente

hasta abrazar el mar, su confidente.

.

Y purifica el alma

retomando el placer de la lectura;

notarás tanta calma

que toda tu amargura

dará paso al placer de la cultura.

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