viernes, 17 de julio de 2020

Pedigrí...🙂

Pareados con un terceto final. La dificultad estriba en meter, como sea, la figura denominada “execración”(desearse un mal a sí mismo).
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Cuando recurres, menda, a las neuronas,
reconozco que, a veces, me emocionas.
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Tu sed por expresarte te delata,
pues no sabes medir tu perorata.
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Así que me divierto cuando escribes
y expones, atrevida, lo que vives.
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No obstante, amiga mía, sé prudente,
que no todos prefieren ir de frente
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y pueden deformar lo que has escrito,
provocando un atroz cortocircuito.
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Te recuerdo, querida, que fue a mí
a la que le endilgaron pedigrí,
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causando, a la sazón, el desconcierto
entre el reino animal de por aquí.
¡Que me muera al instante, si no es cierto!*
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Teresa

lunes, 13 de julio de 2020

Mascarilla...


A veces se me olvida, no lo niego;
y es tan torpe el despiste que me irrita,
pues una voz experta me musita
que usar la mascarilla no es un juego.
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Te evita estar aislado por el fuego
de un virus asesino que se excita
disparando su fórmula maldita,
y empeñado en no dar palos de ciego.
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Impide que peligren los demás
exhibiendo ese escudo protector
capaz de aniquilar cualquier presencia.
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Y sirve de pretexto, una vez más,
para mostrar al hombre el estertor
que provoca en el mundo su indolencia.
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viernes, 3 de julio de 2020

Verano, lavanda y hormonas... 🙂


Llegó con la fuerza de un diablillo inquieto,
arrasando playas y cuerpos desnudos;
y logró colarse por este terceto

que resiste estoico mis trazos menudos.
El verano vibra, como vibra el sol
lanzando, agresivo, sus disparos* mudos.

Vibra la lavanda, vibra el caracol
(arrastrándose ebrio entre sus aromas),
y hasta las hormigas vibran en la col.
                           
Bosteza el verano junto a las palomas;
la lavanda esgrime su egregia hermosura
mientras se derriten mis torpes hormonas
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que gimen, exhaustas, por la calentura
de un verso tras otro que aguardan que leas.
Y en todo el poema late la locura
de una poetastra con pobres ideas.
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