martes, 17 de diciembre de 2019

Bajo el sol del invierno...


Estar necesitado y aparentar riquezas,
expresar alegría cuando vives un duelo,
fingir que estás conforme reptando por el suelo
de los que pisotean tus absurdas torpezas…
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Malgastar tu existencia por asir las grandezas
que supones liberan un eterno consuelo,
entregarte al oficio de cubrir con un velo
lo que sabes de sobra son tan solo flaquezas…
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Vender tu libertad a cambio de la muerte,
sintiendo como el cielo se convierte en infierno,
te exonera de culpa, porque el miedo pervierte
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y no todos consiguen ver el pálpito interno,
ni sentir que tu amada está loca por verte,
ni escribir estos versos bajo el sol del invierno.
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martes, 10 de diciembre de 2019

Muerte (alegoría)


Sentimos tu aliento con temor creciente
por tu oscuro rumbo, sin mediar palabra
que apure la espera servil y macabra,
pues es tu propuesta procaz e indecente.
Discreta y letal como la serpiente,
reptas sigilosa a escupir cianuro,
a enterrar la llave de cualquier futuro
con tu frío empeño de maldad latente.
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No solo te ocultas, sino que alardeas
de cumplir tu oficio con placer de diosa.
Impía Perséfone de sombra haraposa,
gobiernas el Hades entre las mareas
cercadas de muertos, y te contoneas
sabiendo de sobra que afilo mi pluma
para darme el gusto de alejar la bruma;
y, si no te agrada, mejor no me veas.
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viernes, 6 de diciembre de 2019

Ni me entiendo ni me entienden...

Mi humilde homenaje a Concha Méndez. Siguiendo el hilo de su poema “ni me entiendo ni me entienden...”
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Ni me entiendo ni me entienden,
y ni siquiera la vida
alumbra tanto misterio.
Soy un cuerpo y un enigma,
una sombra entre las sombras,
una mujer que levita
con solo seguir soñando.
Y, si la luz me ilumina
descifrándome el arcano,
un entusiasmo suicida
se apodera de mis versos,
porque, tal vez, algún día,
a pesar de mis asombros,
logre entender que estoy viva.
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domingo, 1 de diciembre de 2019

Melodías...


Mi pequeño homenaje a la poeta argentina Silvina Ocampo. El primer verso corresponde al título y primer verso de un soneto de su autoría.
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¿Qué ángel te librará de la tristeza
trayéndote otro nuevo sol naciente?,
¿y quién te hará sentir lo que se siente
cuando sonría el cielo en tu cabeza?
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¿Quién logrará que olvides la torpeza
con la que sobrevino esa simiente?
¿Acaso el mismo Dios no fue consciente
del daño que horadó tu fortaleza?
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¿Y quién, en una noche de victoria,
te soplará al oído que te rías
y olvides el dolor de tu memoria?
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Descubrirás ventanas y vigías
que te darán las llaves de la gloria,
y brotarán del duelo melodías.
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