Me
entrego a la escritura de estos versos
para buscarte envuelto entre las letras.
Me entrego al verbo cómplice,
al vuelo delirante de las teclas.
Me entrego a las palabras
porque en ellas te veo.
Y me entrego a los dioses del infierno
por tenerte tan cerca.
.
Me entrego a la aventura del encuentro,
al sarpullido dulce de tus besos,
al delirio de verlos
enredados en tinta
en un requiebro.
Me entrego al paréntesis del miedo
y al punto y seguido de los celos.
Me entrego por entero en estos versos.
.
Me entrego al balanceo de las rimas,
al runrún de sus voces columpiadas,
a la caricia tierna de su suero.
Escribo respirando albor y almendros,
y bajo unos castaños te deseo.
Me entrego al ultimátum del poema,
al amor que salpica.
Me entrego enamorada por completo.
para buscarte envuelto entre las letras.
Me entrego al verbo cómplice,
al vuelo delirante de las teclas.
Me entrego a las palabras
porque en ellas te veo.
Y me entrego a los dioses del infierno
por tenerte tan cerca.
.
Me entrego a la aventura del encuentro,
al sarpullido dulce de tus besos,
al delirio de verlos
enredados en tinta
en un requiebro.
Me entrego al paréntesis del miedo
y al punto y seguido de los celos.
Me entrego por entero en estos versos.
.
Me entrego al balanceo de las rimas,
al runrún de sus voces columpiadas,
a la caricia tierna de su suero.
Escribo respirando albor y almendros,
y bajo unos castaños te deseo.
Me entrego al ultimátum del poema,
al amor que salpica.
Me entrego enamorada por completo.
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