jueves, 15 de agosto de 2019

A veces...


A veces, de pronto, te invade la pena,
una pena grande, estéril y odiosa,
que accede furtiva cual sierpe alevosa,
a enredar el alma, cubierta de arena.
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Y caminas triste, y escribes ajena
a lo que acontece tras la luz borrosa;
desnudas a Sócrates* sobre el mármol rosa,
mientras grazna el cuervo su negra condena.
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Pero duran poco las baladas tristes,
y no tienes tiempo de sentir el duelo
que se aleja ingrávido igual que un suspiro.
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Sonríes entonces sabiendo que existes,
porque te conduce a elevarte al cielo,
con la aurora en trance de color zafiro.
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lunes, 5 de agosto de 2019

Trece fusilamientos...


Trece fusilamientos, trece jóvenes muertas
contra las tapias negras de un mudo cementerio.
Un zarpazo de balas romperá el cautiverio
de espejismos sombríos y mañanas inciertas.
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Las cavernas del odio, esas manos expertas
que se ciñen al crimen; el falaz ministerio
del fascismo asesino que, con burdo criterio,
arrebata inocentes en las calles desiertas.
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Trece mujeres, trece vilmente torturadas
por sátrapas del régimen de un brutal dictador.
Cercenaron sus vidas sinrazones viciadas.
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Sobrevino en agosto, con las rosas en flor.
Desde entonces las flores, en horas señaladas,
se cubren de rocío mitigando el dolor.
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jueves, 1 de agosto de 2019

La cicatriz (soneto francés)


De niña yo quería ser mayor;
mas hoy,  ya de mayor, quiero ser niña*;
es que se me atraganta la morriña
de aquellos días llenos de esplendor.
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Y, sin embargo, miro alrededor,
y se alborota el alma si escudriña
los almendros en flor de la campiña
donde canta el alegre ruiseñor.
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Estoy casi al final de mi existencia,
y nunca sospeché tal complacencia.
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No imagino otra vida más feliz
que la misma que estoy viviendo ahora:
todo lo que contemplo me enamora
y no sangra ninguna cicatriz.
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*quiasmo