Me
contempla por dentro un dios irónico,
consternado,
a su vez, por estos versos,
incapaz
de advertir el desconcierto
que
subyace latente en su trasfondo.
En
este acontecer gravitatorio,
pretendo
que transcienda el pensamiento
cimentado
en la duda y en el tiempo
que
anduvo, a la sazón, entre sollozos.
Largo
me fía el eco sus andanzas,
inmerso
como está en divagaciones
de
mundanas costumbres y alharacas.
Y
pregunto a los cielos y a los dioses,
que
alumbran con sus luces la alborada,
si
se hará cargo el viento de mis voces.
.
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