Impregnados sus genes
de un conjuro,
sazonado de luz e
inteligencia,
la mujer es pretérito
y futuro,
eslabón entre el sueño
y la conciencia.
La mujer es eterna
epifanía,
garante de la vida y
de la muerte,
es la llama que prende
la utopía
de una paz avalada por
la suerte.
Es ternura, entereza,
sacrificio,
amor que brota puro en
las entrañas,
que bulle como un
virus vitalicio
traspasando barrancos
y montañas.
Es belleza, vorágine, talento,
audacia, erotismo,
alumbramiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario