Queriendo o sin
querer, no fui consciente
del rojo diapasón de
aquel abismo,
del túnel inquietante,
irreverente,
del fuego, la pasión, el
erotismo
que turbio desbordaba incandescente.
Queriendo o sin
querer, fue mi bautismo
de sexo y de inocencia
clandestina,
mortal combinación de
adrenalina.
Crucé la cuerda floja
de lo incierto
rodando sobre un pozo
de impostura;
maldije mi dolor al
descubierto.
El riesgo agazapado en
la aventura
retuvo el estupor del
desconcierto
posando un lazo negro
a la locura.
Expuesto fue el deseo
de quererte,
que pudo conducirme
hasta la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario