Son tan sólo atajos los que transito, y el viento el que me
transporta. Y siento, con cada vuelo, la inmensidad del mundo en el que habito,
la odisea vital en que me muevo.
En mi deambular por el tiempo, me deslizo,
irremediablemente, hacia el vacío. Percibo, con una claridad insultante, el denodado
esfuerzo de la vida por complacerme.
Con el asombro intacto y sin coraza, me lanzo indefensa
hacia lo oscuro a fundirme altiva con el aire y a trasladarme al mundo del
abismo.
Pasos…
Letanía de pasos
hacia las sombras.
Conduzco por el arcén, absorta en el paisaje, atenta al
silbido del aire y a la lluvia, al pellizco placentero del sobresalto…
Y pierdo la noción del tiempo con este voraz declive…
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