La
coartada perfecta, la proscrita,
el pretexto,
la máscara, el embozo…
Escribiendo
sin cámaras, retozo
por
detrás de esta infame pantallita.
.
Sin los
focos, el duende resucita,
sobrevuela
burlando el calabozo,
y, con
tanto entusiasmo y tanto gozo,
que el aliento
encantado multiplica.
.
La penumbra
ilumina*mis circuitos
sufragando
la pérdida de riego
y dotando
de luces el poema;
.
de manera
que surto mis escritos
de los
vuelos del duende y del trasiego
de la
sangre insolente que me quema.
.
Así es, poeta, tal y como dices.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael. Un abrazo. 😘
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