Se desparrama el agua en mi ventana
enmarañando el rostro de la luna,
y una lágrima esquiva, inoportuna,
se desliza en tu boca casquivana.
Arreciará la lluvia en la mañana,
desbocada, catártica, oportuna,
y cubrirá de besos y fortuna
las urgencias de amor y filigrana.
Voluptuosa lluvia equilibrista
que me silbas lasciva en la conciencia
con tu voz susurrante y hedonista,
provocas, con febril efervescencia,
erógena, caótica, anarquista,
un deseo cercado de impaciencia.
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