Amigos
de las letras, poetas aguerridos,
por
mor de algunos lances, asaz bien consentidos,
os
querría contar hechos acaecidos
de
increíble lectura, mas veramente oídos.
Atañen
a un mancebo de entrañable figura,
candorosa
mirada, bizarra compostura,
sagaz
inteligencia, zalamera soltura,
con
ínfulas de hidalgo de envidiable bravura.
Por
tan grandes virtudes, se le abrieron las puertas
a
salones de alcurnia. Le llovieron ofertas
de
encumbrados señores, con las manos abiertas,
cebándole
de sueños y presunción a espuertas.
De resultas
que el mozo, de natural gallardo,
fue
creciendo en boato con orgullo bigardo,
trepando
a las alturas ligero como un dardo.
¡Fue
veloz la caída del ingenuo bastardo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario