La luna me envuelve,
(cuando al fin me duermo),
con las plumas blancas
de adorables sueños.
Y al llegar la noche,
vuelo al universo.
Vuelo a tu regazo,
en que me estremezco
con cálido ardor
entre beso y beso.
El aire titila
meciendo los versos.
La noche se exalta,
y con el revuelo
de tierna pasión,
estallan los cielos.
Se inflama la luna
sensible a los ecos.
Por las avenidas
de sueños etéreos,
se derrite el alma,
se enardece el cuerpo,
y el placer invoca
del amor, ser dueño.
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