Mientras
exista el hambre y la escasez
en
este mundo falto de mollera,
no
podría quejarme aunque quisiera,
sería
una tamaña estupidez.
.
No
podría quejarme, toda vez
que
aumenta la penuria; y la ceguera
de gobiernos,
con alma de ramera,
engordan
su bolsillo. No, ¡pardiez!
.
¡No
podría quejarme, ni me quejo!
Me
agobia el sufrimiento de la gente
que
no puede siquiera sonreír.
.
Y me
agobia el estúpido pendejo
que
sangra, sin escrúpulos, la fuente
de
donde mana el ansia por vivir.
.
Es el día a día que vemos y vivimos a nuestro alrededor, por desgracia.
ResponderEliminarUn abrazo poeta. Buen trabajo.
Muchas gracias, Rafael. Un abrazo. 😘
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