lunes, 7 de mayo de 2018

Amor (secuencia). Sonatina... Algo pesada de leer, jejeje :-) :-)


Entre aromas sensuales y un entorno intimista,
caminé diligente a mi nueva conquista;
en su dedo brillaba el anillo censor,
y ese anillo avivaba, de manera creciente,
mi carácter impúdico, mi pecado latente,
mi discurso ligero, mi perfil seductor.
.
Le miré, nos miramos. Cantaron las miradas,
que quedaron expuestas al albur de las hadas
porque el tiempo detuvo su normal frenesí;
no propuso objeciones el supremo intelecto
al querer rodearnos del momento perfecto.
Hasta el cielo y la luna nos dijeron que sí.
.
Era tal el incendio que a los dos invadía,
que al pasar por la plaza y al cruzar la autovía,
las farolas expuestas se quedaron sin luz.
Nos cogimos del talle con total complacencia,
crepitaban las llamas, suspiraba la urgencia
por sentir el instante, por vibrar al trasluz.
.
Iniciamos los besos, y el fragor de sus labios
anegaron los míos de relámpagos sabios;
y unas manos maestras y una lengua de miel
derramaron su esencia retozando hasta el cuello
sin dejar un resquicio y erizándome el vello
a los quince minutos de llegar al hotel.
.
Un calambre imprevisto resbaló con mi falda,
junto al gozo impaciente que trepó por mi espalda,
provocando un revuelo de arrebato sensual.
Recitaban las pieles de los cuerpos desnudos
entre acordes convulsos, agitados, agudos...
como voces surgidas de una hermosa coral.
.
Degusté sus encantos al olor de su influjo,
y me fui deslizando poco a poco en su embrujo 
envolviendo el cerebro en un dulce vaivén;
y canté melodías, susurrando en su oído,
que el amor se conjuga con el verbo prohibido
entre sábanas blancas de brillante satén.
.
Accedió a mi jardín y grité estremecida,
-como flor que se abre con la lluvia caída-,
arqueándome entera decidida a gozar.
Indagamos sin tregua por los mil recovecos,
que surtían el aire de aromáticos ecos
y auguraban el climax por su forma de amar.
.
Y cruzaron el cielo los arpegios divinos
rebosantes de dicha y de ardores felinos,
aireando con fuerza el poder del amor.
Un preludio de versos escribieron las horas
que silbaron al viento avecillas cantoras,
azoradas y “ad libitum”, con intenso rubor.
.

3 comentarios:

  1. No, no es pesada, al contrario y muy bien llevados los alejandrinos que le dan una rítmica musicalidad. Felicidades por el trabajo.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Rafael. Me alegra que te haya agradado la lectura. Un abrazo. :-)

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