No
concibo al viento susurrando balas
ni
tampoco al mar producir hastío,
ni
concibo amarte sin besar tus alas
.
que
palpitan libres al albur del río.
Con
mis dedos trémulos y tu amor profano
se
condensa el aire de carnal rocío.
.
Me
fulmina el éxtasis, ese instante arcano
que
me eleva al cielo de tu piel violeta
donde
habita el reino del ardor mundano.
.
Vuelo,
vuelo y vuelo junto a ti, poeta,
entregada
al fuego que tu amor me inspira,
que
tu verso entona con su voz secreta.
.
Al
llegar el alba, el pinzón suspira
musitando
el canto del amanecer.
Se
despide el sueño, el placer delira
esperando
el vértigo de volverte a ver.
.
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