Perdida entre sus brazos, temblando y medio
rota,
sentí como unos labios me elevaban al cielo
libándome la miel que escanciaba mi anhelo,
y amé como una amante, una amante devota.
.
Broté como el relámpago, entonando una nota
que huyó entre los vapores de un armónico
vuelo,
y anduve sorda y muda del recóndito duelo
tejido entre alabastros y querencia remota.
.
Convine que mi cuerpo en el suyo flotaba
tan dulce y sabiamente, que me olvidé de aquel
que algún día quisiera; y me armé de valor
.
huyendo enardecida hacia el hombre que amaba
(intrépido y fogoso, en la “suite” del hotel),
sabiendo que en las llamas se encontraba el
amor.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario