Camino
y al andar trazo mi vida.
Unos
pasos tras otros y otros más;
y
el rumbo, con su efímero compás,
te
va llevando, terco, a la salida.
.
Si
me detengo, asumo la sabida
abulia
del parásito; además,
se
quedan mis neuronas casi al ras
de
ver la adversidad en su caída.
.
La
cuestión es andar, andar, andar,
dejando
galopar al corazón,
sintiendo
como encaja el recorrido;
.
y
buscar siempre el modo de avivar
el
fuego arrollador de la razón
que
goza siendo un cómplice atrevido.
.
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