¡Todo es mentira!
Te diría.
Que no fui santa,
ni virgen,
ni lumbrera;
que no fui expectativa,
ni quimera.
Que nunca fui proyecto,
que no fui bella por
dentro
ni por fuera.
¡Que soy una estridencia
putativa!
¡Todo es mentira!
Insistiría.
Que nací de una lágrima
extraviada.
Que fui un añadido, una
errata;
un desliz, un sarpullido,
una entelequia.
¡Todo es mentira!
Afirmaría.
Que viví tanteando
soledades
entre negros fantasmas
de cristal, embozada en
los umbrales
de otras vidas.
¡Todo es mentira!
Gritaría.
Porque ando vagando
desde entonces,
arrancando los clavos de
la herida.
Porque dudo si estoy
muerta
o sigo viva.
¡Porque soy yo misma la
mentira!
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