En muchas
ocasiones me confundo
por no escuchar
el miedo de la gente,
por no intuir
el pálpito vehemente
que sacude las
bases de su mundo.
.
Ese dolor nacido
en lo profundo
de una herida
que sangra intermitente
limita su razón
y es eximente
para indultar
un léxico iracundo.
.
Presupongo
bondad donde no existe
nada más que un
gran ego mancillado
y una culpa
que grita y que persiste.
.
Y siento que
otra vez he tropezado
con la piedra
implacable del despiste
al no implicarme
más en su pecado.
.
Bonito soneto poeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael. 😘
EliminarMe gusta, poeta
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. 😘
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