Cuando
quiero evadirme de las cosas,
me asomo a
la ventana y miro el cielo;
y, aunque no
lo parezca, es un consuelo
poder sentir
el juego de las diosas.
.
Me coloco en
el centro, entre las rosas,
y, desde el
mismo alféizar, lo congelo,
congelo con
el móvil el revuelo
de un ángel
y un sinfín de mariposas.
.
Después
vuelvo a la vida (a la real,
no a la
ingenua ni utópica),* aliviada,
impregné el
corazón de aire vital.
.
Y devuelvo a
mis células la espada,
la espada y
un ejército virtual
de versos
que me atraigan tu mirada.
.
Bonito soneto, poeta. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo.
Muchas gracias, Rafael. 😘😘
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