Entre el hervidero verde
(tras una lluvia abundante),
el ababol sobrecoge
por su color rojo sangre.
La primavera conjuga
el verbo crear, y nace
un enjambre de colores
tan turbador como el arte:
desde el rosal del jardín,
que derrama sin alardes
todo su imperio cromático,
hasta el almendro del parque
que luce de rosa y malva;
y, al caminar por la calle,
un torbellino de aromas
se arremolina en el aire:
gardenias, glicinas, lirios,
nardos, lilas, azahares…
que derriten al poeta
invitándole a ser parte.
.
Es que la primavera es una tentación para el poeta...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, poeta. 😘😘
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