Al aire caprichoso y rubicundo
elevo este poema chapucero;
al amigo, al maestro, al
vagabundo,
al poeta y al cómplice
sincero.
Quisiera que volara por el
mundo,
repartiendo entre sonrisas un
te quiero.
De todas las personas soy
creyente,
del gentil, el escéptico, el
demente…
.
Aportaron enseñanzas que, subrayo,
demostraron mil veces
humildad.
De los otros, corruptos, sí
me callo,
con éstos me sublevo de
verdad,
¡que el cielo les descargue ingente
rayo!
A todos los demás brindo
amistad.
Queridas y queridos, os
suplico,
tomad estas octavas que os
dedico.
.
Bien recibidas y con mucha alegria, las pongo en mi libreta con tu permiso. Gracias, poeta. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. Un abrazo, querido amigo.
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