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Camino enamorada de
la vida,
atenta a sus
estímulos candentes,
sus pálpitos,
temores, alicientes…
Feliz en mi conciencia
consentida.
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Camino con la
urgencia apetecida,
con estos mis andares
impacientes,
con todos mis
sentidos insolentes
y toda la osadía agradecida.
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Leyendo y caminando
sin parar
sucumbo a los
placeres de los versos,
que mecen con
dulzura el caminar;
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invento encantadores
universos
que silban por el
aire el verbo amar,
sin sombras, ni
relámpagos adversos.
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Y cálidos, dispersos…,
penetran dulcemente
en mi interior
los cánticos sutiles
del amor.
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Genial, amiga Teresa, genial
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. De verdad que me alegra que te guste. Eres un encanto
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