Se desliza la lluvia
en los cristales
al compás de tu lengua
por mi piel,
como una mariposa en
un vergel
libando entre los
órganos florales.
Coquetean los labios
sensoriales
con efluvios de
néctares de miel,
en el baile carnal de
un carrusel
que gira entre sofocos
siderales.
Los cuerpos enlazados enloquecen
confiscándole al
tiempo su reinado,
y envueltos en los
goces desfallecen.
Entre tanto, las gotas
que han cesado
su rastro en la
ventana, languidecen
tras el brote de amor apasionado.
.
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