Junto a un viejo chopo
centenario,
aguarda una figura
adolescente,
la mirada extraviada, como
ausente;
la cámara enfocando el
escenario.
.
Un preludio de notas, y el
primario
proscenio se transforma,
efervescente;
la secuencia explosiona, consecuente
con el matiz sonoro y
legendario.
.
Se oscurece el paisaje, y
el encanto
retorna a la quietud, a la
aridez
funeraria, troncal del
camposanto.
.
Se envuelve el cementerio en
lobreguez;
con la muchacha muerta,
mientras tanto,
vagando con liviana ingravidez.
.
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