Mi musa entre las tripas
se atrinchera,
locuaz y descarada,
irreverente,
a la espera de un verso,
desespera,
y salta de su feudo si me
siente.
Circula por mi sangre,
desbocada,
ardiente, exagerada,
dominante;
estalla en las arterias,
excitada,
en un hondo quejido
electrizante.
Con el roce de teclas la
estimulo,
lubricando el resorte de
su ardor,
y un revuelo de versos,
especulo,
brotarán de este parto con
dolor.
La musa es mucha musa en
mi cortijo,
con cada ayuntamiento me
da un hijo.