Escribo
con la intención implícita de ser leída y la culpa añadida del improperio,
porque no manejo pautas ni cultura, y devienen las palabras a todo trance, sin
poder aplacar su desmesura.
Escribo
por impulso y extravío, como el golpeteo abrupto de la sangre ante lo insólito,
explotando el desvío al libre instinto, al alivio incauto.
Escribo
con atrevimiento, con el descaro del que nada pierde, con la desenvoltura del
profano: lanzando un grito al viento, alucinado.
Por mis
palabras bulle esperma y sangre, todo revuelto, porque es un coito de amor
hacia las letras.
Y
escribo incrédula al ver retazos míos por los párrafos, salpicados de voces y
espejismos.
Desde
dentro un salto hacia el vacío para convertirse en humo y esperpento.
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