Las dudas se atragantan de más
dudas. Dudas elásticas, cimbreadas de cuentos contrariados y verdades apoyadas
con muletas.
Son tantas las ofertas de
respuesta que saturan la demanda de las dudas, que surge la empatía con el
fraude, con lo fútil, con la mentira y lo inútil.
Pues la duda, en su infinita
paciencia, va desprovista de celo y de armadura, viviendo dignamente en la
indigencia.
Deambulo vacilante por la vida,
horadando paredes de artificio y apartando mamparas de deshechos.
Y, sin dudarlo, concedo al mundo
el beneficio de la duda, pues no hay mayor argumento que una duda dirimida por el
tiempo.
Duda siempre de ti mismo, hasta que los datos no dejen lugar a dudas.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario que suscribo sin lugar a "dudas".
ResponderEliminarUn saludo.