Terrible desazón la del amigo
que se obceca con ser mejor que el resto
y se arroga el derecho a ser molesto
con el que considera su enemigo.
.
No es que sea ignorante. Lo que digo
es que el hombre parece predispuesto
a dejarse inducir por un supuesto
creado en su cacumen de boñigo.
.
Yo lo siento por él, pues me da pena
percibir los rebuznos del iluso.
Aunque, a veces, presiento que yo misma
.
me monto, sin pensarlo, una verbena
que dejaría al trol patidifuso.
¡Ojo, pues, al cariz de nuestra crisma!
.
Sonrisa en cada verso, poeta. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rafael. Besos 😘😘
EliminarQué bien me siento cuando te leo.Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por leerme, querido amigo. 😘😘
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