Pues sí, nací
diferente;
ni más guapa ni más fea
ni más buena ni más mala,
ni más lista ni más
necia…;
fui un misterio
ambulante
tildado de “oveja negra”.
Desde niña me veían
con un halo de
sorpresa,
como si la que os
escribe
fuera un marciano en la
tierra.
Y lo cierto es que
acertaban
porque en el fondo lo
era;
era un bicho raro, raro
que, con seis años
apenas,
me encantaba la
aventura
de hacerme pasar por
muerta,
con el consiguiente
susto
de mis padres y la
abuela.
Y, desde entonces que
adoro
a todos los que tantean
el torbellino inquietante
de jugar con una idea.
Pero el mundo me
apasiona
a pesar de mis rarezas,
y a todos amo y
respeto,
lo juro, aunque no me
crean.
.
Pues ya somos más los raros, así que bienvenida a la tierra, "marciana", (digo poeta)...
ResponderEliminarUn abrazo y cuídate.
Jejeje. Gracias, poeta. Besos.
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