Pecar es placentero, y si el pecado
emerge envuelto en gozo y en lujuria,
seduce por su vértigo embrujado,
y pecamos, sin duda, con más furia.
.
Deslizo mi deseo por la espalda
del amado que turba mis sentidos,
y beso con esmero su guirnalda
de néctares y mieles bendecidos.
.
Y volamos al cielo en buena hora,
entre un pálpito y otro, de tal suerte,
que observamos el fuego de la aurora
tras un vibrante éxtasis de muerte.
.
Y pecamos, pecamos con locura,
disfrutando del sexo con usura.
.
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