domingo, 14 de octubre de 2012

Dolor


A veces, cuando me indago, cuando palpo en mi interior alguna pena escondida. Cuando busco la punzada del dolor, me turbo y solivianto un poco. Mas sé bien que entre las brumas el tiempo lo disipó.

Pero si el dolor sacude. Si bruscamente aparece. Si me aplasta, ruge, quema. Si persiste. Si la angustia me enloquece. Por mucho tesón que ponga, el dolor ya se hizo fuerte.

No hay Dios ni santo bendito, ni coyuntura capaz, de aliviarme la tortura.

El dolor reina, domina, se hace dueño de los días, atornillando con saña y rasgando más la herida.

Y se arroga los derechos de pernada, sometiendo y arrastrando por el fango a la voluntad rendida.

Y mientras tanto, el tiempo se hará el dormido sabedor de que los días….

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