Escribo sin saber, y no os engaño.
Tanteo mi cerebro
impertinente,
y escribo, escribo, escribo,
incontinente,
sabiendo que los verbos
enmaraño.
.
Lo mío con las letras es
extraño;
nunca pude prever que, de
repente,
diera un vuelco galáctico mi
mente
y escribiera, sin más, año
tras año.
.
Escribo desde dentro, sin
pudor,
disparando las letras a conciencia,
a modo de metralla musical;
.
escribo con la música a favor,
con el oído atento a la
cadencia
que, en los versos, sospecho
que es vital.
.